


La política y las fuerzas militares tienen una relación problemática con la diversidad que aportan los pueblos indígenas y los procesos de explotación de recursos naturales que se encuentran en las tierras que siempre ocuparon. Estudios recientes han demostrado que esta discriminación social y estructural da lugar a importantes desigualdades en el acceso a la justicia y en los resultados relacionados con la salud. La situación de los derechos humanos y la represión es delicada. Los Acuerdos de Paz – firmados en 1996 entre el gobierno y la URNG, para sellar la fin del conflicto armado interno que había desangrado el país durante 36 años – se constituyeron en una oportunidad de configurar nuevas relaciones entre Estado y sociedad, con la intención de atacar de raíz los problemas estructurales. Sin embargo, estos fueron traicionados por políticos y empresarios: Las élites sustituyeron el proyecto de los Acuerdos de Paz por un esquema cuya única finalidad es regalar el país a intereses extranjeros para quedarse con migajas mientras la mayoría de la población está en condiciones extremas de necesidad y de pobreza.


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