


En la República Dominicana podemos decir que coexisten dos mundos: el “país de los ricos” donde los barrios cuentan con infraestructura moderna y servicios básicos de primera calidad y el “país de los pobres” donde la luz es una visitante saltuaria de los hogares, el agua ni hablar, y donde faltan los servicios elementares para una existencia digna. Así que no se puede hablar de un Estado Social y Democrático de Derecho como está establecido en la Constitución. La violencia y la inseguridad arropan la población en su día a día. Las violaciones de los derechos humanos cometidas por las fuerzas del orden contra los ciudadanos, así como los abusos en contra de la población migrante de origen haitiano presente en el territorio pero también contra los mismos ciudadanos dominicanos de ascendencia haitiana, y la gravísima situación de los presos en las cárceles de todo el país, siguen desde décadas siendo razón de preocupación de todos los organismos internacionales.
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